lunes, 8 de junio de 2009

"Botchan" en La Biblioteca Imaginaria



Una nueva reseña del clásico
Botchan, de Natsume Soseki. Esta vez a cargo de Cristina Monteoliva en La Biblioteca Imaginaria.

Muchos son los libros de un pasado cercano o no tanto que pueden llamar nuestra atención. Algunas de estas obras necesitan de un conocimiento previo de las circunstancias de la época para llegar a entenderlas. Otras, sin embargo, y por increíble que parezca, son totalmente intemporales, obras que podríamos imaginar situadas en el tiempo presente. Sin lugar a dudas, y a mi parecer, Botchan, de Natsume Soseki, la novela ganadora del Premio Llibreter 2008 es un buen ejemplo de esto que os cuento.

No es fácil tomar una decisión acerca de qué hacer con tu vida cuando tus padres mueren y tu hermano muestra una total indiferencia hacia ti. Así que casi sin darse cuenta, y tras tres años de estudios, el protagonista de esta historia acaba destinado como profesor de matemáticas en un lugar remoto, muy lejos de su Tokio natal. ¿Cómo será la vida en un sitio como éste? ¿Conseguirá adaptarse este joven descreído a las nuevas circunstancias? ¿Hará amigos? ¿Le darán problemas los alumnos? Estas y otras preguntas tendrán respuesta a lo largo de esta novela. 

Nunca llegaremos a conocer el nombre real del protagonista de esta historia. Sabremos, eso sí, que su criada, amiga y casi madre, Kiyo, le llama cariñosamente botchan, un apelativo que también puede significar «niño mimado» en japonés. Pronto descubriremos la genialidad del autor a la hora de escoger este título para su obra. Y es que, como nuestro botchan explica a lo largo de estas páginas, porque protagonista y narrador son uno solo, él no es un hombre de razonar las cosas antes de actuar, sino todo lo contrario. Su carácter impulsivo le lleva a tomar caminos desacertados, a enemistarse con la gente y, a veces, a liarse a mamporros con aquel que le lleve la contraria. Las circunstancias le llevan a embarcarse en una profesión de la que no está seguro de estar preparado, y mudarse a un lugar remoto en el que todos parecen seres hostiles. Pero, ¿realmente lo son? Puede que no tanto. Quizá le fuera mejor si no se cerrara tanto en banda, si le diera una oportunidad a sus compañeros de trabajo y no se dedicara a ponerles a todos ridículos motes. Pero nuestro niño mimado no es mala persona. En realidad, nuestro protagonista es todo un idealista, un hombre que lucha contra la injusticia y la hipocresía, capaz del mayor de los sacrificios con tal de que las cosas estén bien hechas. 

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