lunes, 19 de abril de 2010

Stanislaw Lem en el Diario de Sevilla


El pasado 11 de abril, el Diario de Sevilla publicaba el siguiente artículo sobre las obras de Stanislaw Lem.

A uno puede gustarle más o menos la ciencia ficción, pero lo de Lem es caso aparte. Si siempre las etiquetas son insatisfactorias, pues que reducen la complejidad y los matices de una propuesta literaria a unos cuantos rasgos relativamente pertinentes, lo son más todavía cuando se aplican, de eso se trata aquí, a los autores indudablemente grandes. Y es que al margen de su predilección por la imaginería futurista, la obra del escritor polaco desborda todos los clichés para erigirse como uno de los territorios ineludibles para el aficionado a la literatura fantástica, de su siglo y de todos los siglos. Los editores de Impedimenta están llevando a cabo una meritoria labor de recuperación que comenzó con Vacío perfecto (1971) y prosigue ahora con esta luminosa Magnitud imaginaria (1973), piezas ambas de la fenomenal tetralogía que Lem reunió con el título de "Biblioteca del siglo XXI". La editorial anuncia el rescate de otra entrega del mismo ciclo, Golem XIV (1981), y una nueva edición de la que pasa por ser su obra maestra, Solaris (1961), por primera vez traducida del polaco.


Los cuatro títulos de la "Biblioteca" están formados por prólogos y reseñas de libros inexistentes, al modo minucioso de ciertas memorables fantasías de Borges. "El arte de escribir prólogos lleva tiempo clamando por que se le otorguen títulos de nobleza", escribe Lem, y de nuevo nos viene a la cabeza Borges, con el que el narrador polaco comparte el humor sofisticado, la inquietud metafísica, el gusto por la especulación y por la paradoja. En Magnitud imaginaria, Lem da noticia de cuatro libros inventados: las Necrobias de Cezary Strzbisz, La Erúntica de Reginald Gulliver -nótese el explícito homenaje a la inmortal criatura de Swift-, la Historia de la literatura bítica en cinco volúmenes y la Extelopedia Vestrand en 44 "magnetomos", de los que se ofrece un pliego de muestra. En ellos habla, sucesivamente, de los pornogramas o forma de retratar los actos sexuales por medio de radiografías, del aprendizaje de la lengua inglesa por parte de una colonia de bacterias, de los libros escritos por computadoras que se atreven a continuar a Dostoievski y de una enciclopedia que recoge los hechos que aún no han sucedido. Los cuatro "relatos-prólogo", como los llama en su introducción Roberto Valencia, son un prodigio de ironía e inteligencia crítica, que va más allá de las convenciones del género de anticipación para proponer una revisión del presente en clave de sátira. Disparates, si se quiere, pero no en absoluto inocuos. Con alguna aprensión, vemos que algunas de las improbables fechas venideras -la magna recopilación de la literatura no humana está fechada en París, 2009-, son ya el pasado reciente. En otros casos, el horizonte cronológico es todavía lejano, como en el citado pliego de muestra de la enciclopedia, donde la voz "madre" de un diccionario "predicho" para el año 2190, contiene sólo al final, tras una enumeración de acepciones que se refieren a máquinas dragaminas o bombas de nitrógeno, la melancólica definición: "Mujer que ha dado a luz (arcaic., no se usa)". Estas páginas admirables, tan alejadas del vano cacharrerío de los combates interestelares y demás quincalla retrofuturista, ofrecen menos un pasatiempo para devotos del Sci-Fi que una alta forma -ya se ha dicho- de la mejor literatura fantástica.

Ignacio F. Garmendia

2 comentarios:

cosas de bara dijo...

¿No os gusta vuestro blog?
Esto no se actualiza.
Un poco de vidilla, que parece mal.
Bara

Fernando Bolzoni dijo...

un gran blog, gracias