En el primer fragmento de sus Tesis de Filosofía de la Historia, Walter Benjamin evoca al legendario turco ajedrecista creado en 1769 por el artesano Wolfgang von Kempelen. Como se sabe -y también recoge El rival de Prometeo (Impedimenta), una estupenda antología de textos sobre los autómatas compilada y comentada por Sonia Bueno Gómez-Tejedor y Marta Peirano-, la asombrosa "máquina" que, durante cerca de un siglo, habría derrotado a los más conspicuos ajedrecistas de Europa (incluyendo a Federico el Grande y a Napoleón) no fue más que un fraude. En el interior de la máquina, disimulado mediante un ingenioso sistema de espejos e imanes, se ocultaba un experto jugador de carne y hueso, auténtico "cerebro" del autómata. Benjamin lo imagina como un enano jorobado que "guiaba por medio de unos hilos la mano del muñeco". Y utiliza la imagen para proyectar sobre ella un equivalente para la filosofía: un muñeco llamado "materialismo histórico" que, "si toma a la teología a su servicio", siempre debía ganar. http://www.elpais.com/articulo/semana/prueba/10000/horas/elpepuculbab/20090418elpbabese_10/Tes
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