lunes, 3 de diciembre de 2007

Acerca de la narrativa rusa del siglo XIX

.



«La Pulga de Acero»
(Nikolái Semionovich Leskov. Impedimenta), «Vida e insólitas aventuras del Soldado Iván Chonkin» (VladímirVoinóvich. Libros del Asteroide/ Debolsillo), «Días Malditos. Un diario de la revolución» (Iván Alexeiévich Bunin. El Acantilado), «Soniechka»(Liudmila Ulítskaya. Anagrama), «Vida y destino», (Vasili Grossman. Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores): Txani Rodriguez nos propone un recorrido por los lanzamientos recientes en materia de clásicos de la literatura rusa.

En el artículo aparecido el día 1 de diciembre en El Correo encontramos más que reseñas: Txani enuncia motivos y placeres en la edición y revisión de estos clásicos. A leer un fragmento...


Rusia, tan cerca

En los últimos años la narrativa del país de los Urales está en auge. Las revisiones de los clásicos, la literatura de la nueva sociedad, la perspectiva del tiempo y los avatares sociopolíticos explican el interés generado.

La cartografía del mercado editorial se ha detenido en el país más extenso del mundo. Rusia atrae, no hay duda. Si bien autores como Dostoievski, Tolstói o Chéjov son de sobra conocidos; otros muchos no habían obtenido la suficiente atención más allá de los Urales.
Pero parece que ha llegado la hora del resarcimiento.
Este año las librerías han cobijado una larga nómina de autores rusos.

El más reciente de los lanzamientos llega desde la editorial Impedimenta y rescata, mediante una nueva y loable traducción, La pulga de acero, para muchos el libro más representativo de un escritor de vida y obra controvertidas: Nikolái Semionovich Leskov. La obra de este autor del siglo XIX, de opiniones liberales, no fue bien entendida por sus coetáneos. De hecho, se ha llegado a afirmar que parecía escribir más para las generaciones venideras que para los lectores de su tiempo. La pulga de acero fue polémica desde su alumbramiento ya que la dirección política de esta novela breve escrita al modo de un cuento tradicional ruso originó cierta confusión. La historia relata cómo, tras quedar el Zar Alejandro impresionado por una minúscula pulga de acero que descubre en Inglaterra, los rusos se afanan en demostrar que sus artesanos son mejores que los ingleses.Hoy no queda duda de que, a través de esta sátira, Leskov proponía algo más un divertimento.

El editor de Impedimenta, Enrique Redel asegura que la mejor literatura europea del XIX es la rusa; por ello, editar a sus clásicos es «abonarse a la calidad literaria». «En cuanto a la narrativa moderna –añade– leerla es acercarse a nuestra historia más cercana». El editor incide, además, en «el interés que tiene ahora la literatura que aborda el ‘Gulag’. Tratado ampliamente el Holocausto, es la hora de hablar de este otro gran genocidio del siglo XX», concluye.
(...)

No hay comentarios: